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Lo importante, que hablen de mí

no_hablar.jpgHablando la semana pasada con el director de un importante diario sudamericano, me comentaba que la gente estaba empezando a quejarse más a menudo de su medio. Ya no se le tenía el mismo respeto que durante la época de su fundador. Tenía miedo a que al abrirse a las nuevas tecnologías los ciudadanos fueran los tuieran la voz del medio y no los periodístas y sus redactores jefes.

Intenté explicarle que los nuevos medios tienen que ser cada vez más transparentes, abiertos a las críticas para buscar el modo de sacarles partido a esas críticas.

Ahora leo que e-periodistas, de Ramón Salaverría, ha sido destripado por los alumnos de Comunicación de la Universidad de Murcia y pensaba en lo mismo.

Ya no caben las malas prácticas, ni las informaciones a medias, los trucos, etc. Todo se sabe, todo se comenta. A las empresas solo les cabe la posibilidad de procurar que los ciudadanos hablen bien de ellos. ¿Quizá lo importante es que, simplemente, hablen de tí?

El que escribe tiene que sufrir una serie de procesos que nunca la publicidad antes había conseguido. El que escribe tiene que leer; el que escribe tiene que pensar; el que escribe tiene que realizar un juicio de valor; el que escribe tiene que redactar.

En la era en la que todo el mundo escribe sobre todo, en el que la publicidad bombardea nuestras vidas, conseguir que los millones de personas que escriben en Internet lean, piensen, juzguen y redacten sobre tu marca tiene un valor incalculable.

La importancia del valor del juicio es otro tema del que ya hablaremos.

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